Mientras la hipocresía avanza presurosa,
en veloz ráfaga para ese olvido que anestesia el alma,
ignorando 194 ángeles que se fueron de casa
por la imbecilidad humana que siempre asoma...
Mientras esas bocas en armoniosa prosa,
intentan desdecir ese sentir profundo, el que llama,
el que nos anima a gritar con voz espesa
aunque los garfios negros pretendan acallar lo que inflama...
Mientras esos ángeles siguen presentes como tal cosa,
no existe otra forma,
otro modo de tenerlos junto a nosotros ante la valla escasa,
solamente mediante ese grito que lastima...
Hoy, como ayer, queremos paz para nuestra casa,
recordando a los 194 con la frente bien alta y con esa rima,
con esa voz inflamada, por cumplir el deber que acosa,
sin otro fin, de exigir justicia en abundante rama
Ellas y ellos lo merecen porque no son una mera cosa,
fueron hijas o hijos, nietas o nietos, de sangre o alma
que dejaron sueños e ilusiones por una mano viscosa,
la del poder y el dinero que corrompe con calma
Queremos paz, queremos llorar con cumplida causa,
para que descansen, de una vez, con otra tarima,
con otro pedestal, el de la justicia precisa
y que pone punto final al dolor que tanto lastima...
Javier Sanz
14/11/05
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