Luego de un largo tiempo sin aparecer por este blog, porque la poesía y la literatura tienen sus momentos particulares, he de retomar el ejercicio para volver a iluminar las mentes y enternecer los corazones.
En este día tan particular, donde se aprecian las presencias y se denotan las ausencias, donde el sentir hace estragos para bien y para mal, donde todo confluye en un río caudaloso y febril, se hace necesario intentar sintetizar estas cuestiones para reflejarlas en las oraciones que pueden alimentar el alma y el corazón partido.
Y es, por eso mismo, cuando en la Argentina se celebra el Día de la Madre, más por oportunismo comercial que por emoción verdadera, se impone dar rienda suelta al fluir de las palabras transformadas en poesía...
ENTRE PRESENCIAS Y AUSENCIAS.
Me tuviste en tus brazos, alimentando mis esperanzas,
acariciando mis sueños y enterneciendo mi alma,
para que acumule esas raras riquezas,
las que solamente conocen aquellos con profunda calma.
Esas, las que hacen al ser sin asperezas,
las que purifican el corazón para llevarlo a la cima,
esa que elude las perezas,
y que construyen la esencia en su total forma.
Me acompañaste en mis rarezas,
en la algarabía de la alegría sin tema
y en aquellas tristezas,
en los pesares que carcomen el corazón en pura llama.
Estuviste y estás, presente en mi vida de plenas algarazas,
para transformar y construir mi mundo sin esa trama,
sin la oscuridad impuesta por las amenazas,
las proferidas por otros seres sin alma.
En este día, entre presencias y ausencias, aún con varias pobrezas,
necesito saber que tu luz me ilumina y enciende una nueva llama,
aquella que tiene olor a nuevas esperanzas,
para seguir siendo humano en este mundo que, a cada momento, se inflama...
Y necesito que tus riquezas,
las que conocí y conozco, pueblen el sentir de mi alma
para continuar la vida sin pobrezas,
para seguir siendo hijo en el medio de la pobredumbre que abruma...
Javier Sanz
15/10/06
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