INVIERNOS
Viento gélido que aterriza en tu cara,
que la corta y la parte en mil pedazos,
mientras intentas caminar hacia el calor hogareño que te espera
y así seguir la vida en gruesos retazos.
Tiritas a pesar del abrigo que te cubre en la gris espera,
la del colectivo que te lleve a ese trabajo de mazazos
para ese ventajero que solo piensa en su billetera
y que se olvida de tus ojos rojizos.
Caminas y no piensas, tal vez meditas tu venganza oscura,
para que no interfiera en el sublime deseo, sin cabezazos,
del calor en plena espesura,
en plena salida hacia estados enamoradizos.
Mientras el viento parece amainar, tu cuerpo no espera,
quiere encontrar la temperatura necesaria para los regazos
y el amor caliente sin otra demora,
para que definitivamente ese frío se aleje en finos pedazos...
NARICES FRÍAS
La calle amanece dormida,
parece estar congelada y sin tiempo, como cual película de cine,
mientras sales para ese encuentro de apasionada
y sin pensar en otra cosa, con ese furor que no te detiene.
Caminas pensando en la voz añorada,
en el cuerpo estremecido que apenas se sostiene,
cada vez que vas hacia la dulce pasada,
la osadía eterna del amor que viva te mantiene
Vas al encuentro de las narices frías, en esa avenida,
en ese bar ruidoso que te retiene,
a pesar de esa demora programada
para saber del encuentro que te concierne
Narices frías, cuerpos calientes en feroz avanzada,
todo toma el color rojo de la furia que no se detiene
para encontrar el calor perdido en el camino sin otra parada,
para saber del amor que sabe de abrigar y que sostiene...
Javier Sanz
08/07/07
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