SUEÑOS NAVIDEÑOS
Que la paz reine en el mundo,
sin niños guerreros,
sin tierras ardiendo,
sin gritos lastimeros...
Que el amor reine con toda plenitud y ardiendo,
que el beso no sea censurado, sin otros peros,
que el abrazo sea una virtud que se vaya imponiendo,
y que el sentir sea compartido en todos los senderos...
Que la igualdad sea una plena realidad y entendiendo
al ser diferente por cualquier motivo, sin otros reparos,
para que lo humano se construya y así ir comprendiendo
nuestra propia esencia sin otros preparados raros...
Que la Navidad sea un sueño compartido
de la mano de todos y sin otros agoreros,
los que siempre pregonan lo estatuído
para continuar perpetuando a los capitales rastreros...
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Una estrella brilla e ilumina nuestra mesa,
la que tiene el alimento necesario,
la que acompaña nuestro aliento antes de la vital empresa
que significa vivir a diario.
No importa quien se sienta alrededor, una simple musa,
un compañero o un alma en desamparo buscando su río,
buscando su lugar en el mundo, sin ser pretenciosa,
porque forman parte de la esencia que intenta destruir el Imperio.
Se trata de estar acompañado por tu esposa,
por tus hijos y por tus amigos en pleno albedrío,
sin olvidarte de aquel extraño que hurga en aquella bolsa
ese pan que ha olvidado en tiempo añorado y que también tiene frío.
Simplemente, se trata de vivir ese sentir que acosa,
que nos alimenta y que nos hace olvidar ese frío,
el del alma en pena por obra de la desgracia impuesta y que acusa,
para continuar siendo humanos pese a los dictados del capital y su perpetuo improperio...
Javier Sanz
21/12/07
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