Siempre estás...
De día y de noche, aún en sueños,
me parece escucharte en silencio
para esquivar esos daños,
los que aparecen rápido y despacio...
Pasan los años,
en el medio de la existencia sin precio,
para conocer esos peldaños
de la escalera de la vida y del sacrificio
No cesan tus empeños,
a pesar de todo tu aprecio,
en hacerme sentir lleno de amor, sin otros paños,
y transformar mi ser para crecer en lo preciso
Estás ahí, aquí y en mis sueños,
porque eres el refugio seguro ante el desprecio
y el aliento permanente que no reconoce lugar, ni años,
para seguir siendo madre sin otro precio...
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Vas por esa calle,
caminas sin prisa pero sin pausa,
buscando ese ser arrancado de tu valle,
de tu casa, por esas manos que se lo llevaron sin causa.
Desierto está tu corazón en el medio del valle,
te falta el calor y la angustia te acosa,
mientras sigues buscando esa voz que te calle,
que te permita llorar de alegría en el medio de esa avenida lisa.
Piensas y recuerdas ese talle,
el ser que estaba a tu lado en tu casa,
el que veías crecer con alegría en el valle
pero que está ausente sin saber su causa.
Pero sigues buscando, en aquella calle,
ese reencuentro que reconforta el alma sin prisa,
porque sigues siendo madre en el medio de aquel valle,
como tantas que hacen ese camino, buscando a su hijo para el regreso a casa...
Javier Sanz
21/10/07
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